martes, 14 de agosto de 2018

Una carta desde el futuro

El 14 de agosto, le escribí una carta de amor.

Así como hacían los enamorados, debí haber tomado la ventaja de sentir eso y que a su vez era correspondido, debí tomar la ventaja de estar lejos, y debí tomar la ventaja de que tenía con nosotros el internet en aquél entonces, algo que favorecía la comunicación.
 
Quise agradecer por su esfuerzo, por preparar un café para una persona exigente sin sentido, un café igual todos los días pero descrito como distinto, y preparado con amor.

Despertar a su lado en las mañanas, sentir sus brazos rodeando mi cintura, debí agradecerle por eso también, y sin miedo.

Era felicidad neta la que me embargaba, a pesar de esto no me daba miedo, y coloqué "Felicidad" y "a pesar" en la misma línea, pues quien me conocía sabía de manera muy fácil que no era mi palabra mas usada ni mi frase mas célebre, que si bien había sido toda la vida agradecida tambien había sido miedosa y poco feliz.

Pero ese día no, ese 14 de agosto no tenía miedo, ese día estaba muy feliz y le daba las gracias. celebremos con música de fondo!

Gracias por su presencia en mi vida, por hacer de los dos una unidad, un sistema ejemplar, le di las gracias por querer construir conmigo, por invitarme a su vida, por dejarme entrar en ella, por ayudarme a ser cada día mejor.

Ese día reconocí que los inicios no siempre son florecientes y que el camino no es siempre despejado, pero estaba presente la voluntad de querer hacer las cosas bien, y es lo que en sus brazos y en su hogar me enseñó a hacer, pude citar una frase de Schopenhauer.
"Los mayores logros de la mente humana generalmente se reciben con desconfianza"
Y así fue, debí confesar que no creía.

Poco a poco con el paso de los días y su presencia en mi vida llegué a determinar que su presencia era una luz que irradiaba lo gris que me rodeaba, quería ser tan buena en su vida como lo había sido él en la mía, tenía la voluntad y tenía ese sentimiento convirtiéndose en letras, en esta carta de amor, como en otros escasos escritos le hice oda al amor, le di las gracias sin miedo a ese ser, lo hice por primera vez, estaba feliz y emocionada y moría por volverlo a ver.

Con amor, le di las gracias por llegar a mi vida. 

Han transcurrido ya muchos años, y cada 14 sigue siendo importante, desde el futuro le pregunté si quería seguir a mi lado...

A mis 57 años la carta está aún por terminarse y sigo siendo una anciana enamorada con una corta memoria.

M.P