Empieza algo...
Día 1: Data ya de más de 4 meses, no puedo ser precisa, pero no recuerdo bien si las cosas comenzaron hace años, hace meses o hace horas. En esta crisis entre letras.
" Era un día eufórico, el éxito me elevaba a querer más y más, a tener vida y muerte entre mis manos y al final del turno, continuar, sin fuerza humana, solo continuar de ser posible hasta que sangraran mis pies"
Ese mismo día por la tarde una fuerza extraña me impide levantar mis vísceras envueltas en desasosiego de aquella cama, el espejo me refleja un rostro cansado, y la mente me grita que ya no puede más, pues no tiene ánimos de seguir gritando y el cuerpo de seguir sintiendo.
-Me recuesto, y siendo aún de día duermo profundamente, de nuevo quizás producto de las pastillas-
Al despertar, miro el reloj y seguían siendo las horas más lentas de mi vida, retorcidamente, con tobillos ensangrentados, un pensamiento cansado me invade y trata de evitarse a sí mismo, me levanto, doblo la ropa, tiendo la cama, organizo libros, quito el polvo, y al estar dentro del closet me desvanezco, caigo valiendo nada, deshecha como caen las mariposas al quebrarse sus alas, sutilmente molesta y profundamente triste...
-"ya no puedo más"-,
Mi alma desconsolada grita, sin razón aparente las lágrimas no cesan y mi llanto no se escucha.
Necesitaba ayuda ya sea para morir o para vivir, pero necesitaba ayuda, era la inanidad en su máxima expresión, era la nada hecha canción disonante. era una muerte perpetua era mi danza sin ritmo...
Día 2: Sin ganas de nada muevo mis vísceras hacia la cocina, preparo el nauseabundo café, me largo al trabajo, con la cara de lástima sin gracia no se permite aquí trabajar y mucho menos con niños, devuélvase y recupérese, tal cual resfriado.
El resto del día atenciones de reina y mi mente no se donde demonios estaba, el día 2 fue breve...
Día 3: Comienza a tener sentido a media tarde cuando empiezo a ser un poco más yo, un poco menos nadie, sin embargo la mente divaga, ya ni la música sonaba, ni el ritmo me invadía, era una mujer a medio vivir.
Día 4: No existió, solo inerte.
Día 5: Leve conversación y síntesis sobre 26 años de existencia interrogada. Referencia al psiquiatra.
Día 6: Mejora el ánimo, ya no tan ida, ya no tan torpe por fin suena algo de música una y otra vez...
Día 7: Como si nada, Ensimismada en aprender cosas, de buen humor, no la mujer depresiva anterior, ni sombra de lo mencionado. Pero tampoco bailando.
Día 8: Las ganas de nada, la inercia absoluta que da los buenos días, el café no deseado, las ganas de no salir y de perder la cita, Consulta con el psiquiatra y receta de pastillas, llegó la hora de dormir. Se suspende el show del teatro.
Día 9: A dormir desde la mañana, tardes de ansiedad, noche de sueño profundo.
Día 10: Día estuporosa, pegada a la cama, ansiedad por las tardes, desespero, ganas de ser atleta olímpico y salir corriendo, quizás mejor de no existir, pensamiento recurrente. Sin bailes ni cantos.
Día 11: Desde las 8: 00 am mal humor, somnolienta, pasan las horas, vuelvo un poco a ser mas yo, con menos ansiedad, sin desesperación, con interrogantes, con manos inquietas, con el ímpetu salvaje de abandonar las pastillas, con chocolates y cigarrillos en la boca, aún no me apetece salir de casa.
Hoy es el día 11, no se que viene, ni a dónde voy, estos altos y bajos son tan denigrantes que me han hecho escribir una clase de diario enfermo, de no querer regresar al trabajo o de querer regresar y que todos los turnos sean míos, es mi vida sin grises. Todo lo que quedó luego de un par de crisis que fueron gotas derramadas por vasos. luego de esto ...
Aún no se que día es hoy.
Maricarmen Paez A. Julio 2018