No todos tienen tu nombre... -eso pensaba mientras encendía un cigarrillo-
Iba a fumarme ese cigarrillo sin más ganas que las de perder la memoria...
A pesar del tiempo que ha pasado aún se me dibuja tu cara al pensar en una palabra...
Decepción...
¡Si! eres tú el dueño de la decepción pura, magna...
Éste trago a la rocas, al recorrer mi faringe con su quemante sensación me recuerda algo...
Que no todos tienen tu nombre...
Y me lo recuerda porque me ahogué en licor muchas veces para evadir la realidad.
¡Y nada! eres tú, sigues siendo tú con tu cínica facie.
Desestabilizador a pesar del tiempo, a veces me siento atónita y contemplo ésto...
Contemplo la historia, la mentira, el génesis de todo.
Al final se resume a que por mucho que busqué no todos tienen tu nombre,
No todos tienen tu grado de cinismo, no todos están enfermos.
Quiero ayudarte, así como lo hago con todos mis pacientes, pero no todos son como tú.
Han pasado muchos años y quiero que tengas presente que no me olvido de lo que hiciste.
Que en mi mente está muy claro el concepto de ti, ¡Sí! decepción, es tu nombre.
Y no todos lo tienen...
Fue tan vaga tu manera de armar el mundo paralelo que te creí, aún en mi desconfianza.
Mi vida siguió igual sin ti, incluso se puso mejor y más estable, pero recuerda algo...
Nunca voy a olvidar tu conducta...
Nunca voy a olvidar tu conocido modus operandi, no haré nada con eso, no ejecutaré,
Pero no lo voy a olvidar, ¿Y sabes porqué?
Porque no todos tienen tu nombre...
Maricarmen Páez A.